Estados Unidos ha redoblado sus esfuerzos para evitar la fragmentación de Siria y un resurgimiento del grupo terrorista Estado Islámico (EI) tras la abrupta caída del Gobierno de Bachar Al Asad, al tiempo que mantiene contactos con los grupos islamistas rebeldes para asegurar una transición pacífica.
«El pueblo sirio tiene que ser quien elija su camino y su futuro», declaró este lunes el secretario de Estado estadounidense, Antony Blinken, durante un evento en Washington, donde advirtió que «este momento presenta una oportunidad histórica, pero también conlleva riesgos considerables».
La Administración de Joe Biden celebra la caída de Al Asad como una derrota para Irán y Rusia, pero teme que la lucha por el poder dentro de las filas rebeldes fragmente el país o que se genere un vacío que sea aprovechado por el EI, que en 2014 llegó a controlar vastas zonas de Siria e Irak.
El inesperado final del régimen de Al Asad coincide además con la transición de poderes en Washington, donde el próximo 20 de enero será investido presidente el republicano Donald Trump, quien ha prometido no intervenir en Siria.
«Tenemos un claro interés en hacer lo que podamos para evitar la fragmentación de Siria, la migración masiva desde Siria y, por supuesto, la exportación de terrorismo y extremismo de la región al mundo», subrayó Blinken.
El jefe de la diplomacia estadounidense agregó que su país quiere asegurarse de que las armas químicas que estaban en posesión del Gobierno sirio «no caigan en manos equivocadas».
Las fuerzas estadounidenses llevaron a cabo este domingo una decena de ataques aéreos en el centro de Siria y alcanzaron 75 objetivos vinculados al EI, según el Pentágono.
Estados Unidos tiene a 900 soldados desplegados en Siria, que permanecerán en la región como parte de la coalición internacional contra el EI para evitar que el grupo yihadista aproveche la coyuntura para reorganizarse.
«Existe el potencial de que elementos en la zona, como el Estado Islámico, intenten aprovechar esta oportunidad y recuperar capacidad», afirmó este lunes el secretario de Defensa, Lloyd Austin, quien se mostró «sorprendido» con la rapidez con la que se derrumbó el régimen de Al Asad.
Pese a que lo considera grupo terrorista, Washington se ha mantenido cauto con el Organismo de Liberación del Levante (Hayat Tahrir al Sham o HTS, en árabe), liderado por Abu Mohamed al Jolani, protagonista de la ofensiva relámpago que en pocos días acabó con los 50 años de control de la familia Al Asad sobre Siria.
Blinken dio la «bienvenida» a las primeras declaraciones de los rebeldes sobre una transición pacífica en Siria, pero avisó de que los hechos son más importantes que las palabras.
«Es imperativo que todos los actores involucrados protejan a los civiles, respeten los derechos humanos, especialmente a las minorías vulnerables, así como preserven las instituciones y servicios del Estado para ayudar a satisfacer las necesidades del pueblo», remarcó.
En una rueda de prensa, el portavoz del Departamento de Estado, Matthew Miller, declaró que los primeros posicionamientos del HTS son «esperanzadores» y explicó que el futuro de su designación como grupo terrorista dependerá de las acciones que tome.
Por lo pronto, cargos del Departamento de Estado se encuentran ya en la región para analizar la situación, mientras Biden y Blinken prevén llamadas con sus homólogos en los países vecinos de Siria.
Asimismo, el consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, Jake Sullivan, viajará esta misma semana a Israel para mantener conversaciones sobre la Franja de Gaza y Siria.
Blinken informó que Estados Unidos sigue recabando información sobre el paradero del periodista estadounidense Austin Tice, secuestrado en 2012 mientras cubría la guerra de Siria.
El negociador principal del Gobierno estadounidense para la liberación de rehenes, Roger Carstens, se encuentra en Beirut tratando de despejar las dudas, mientras la familia del periodista ha intensificado la presión para lograr su liberación.
El propio Gobierno estadounidense considera que Tice estaba retenido por el Gobierno de Al Asad, por lo que podría supuestamente haber sido liberado con los otros miles de sirios que han salido de las cárceles del país estos días.
Altos del Golán
La movilización de tropas israelíes a la zona de contención en el límite de la meseta de Altos del Golán anexada por Israel «constituye una violación» del acuerdo de retirada de 1974 entre Israel y Siria, afirmó el lunes un portavoz de Naciones Unidas.
La fuerza de mantenimiento de paz de la ONU desplegada en los Altos del Golán en Siria, conocida como UNDOF, «informó a sus homólogos israelíes de que estas acciones constituirían una violación del acuerdo de retirada de 1974», dijo Stephane Dujarric, portavoz del secretario general, Antonio Guterres.
Dujarric indicó que las fuerzas israelíes que entraron en la zona todavía estaban presentes en «al menos tres lugares».
El primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, anunció el domingo que había ordenado al ejército «tomar» la zona desmilitarizada en la parte controlada por Siria de los Altos del Golán después de que los rebeldes expulsaron del poder al presidente sirio, Bashar al-Assad.
Desde 1967 la mayor parte de la meseta de los Altos del Golán es ocupada por Israel, que más tarde la anexó en una medida no reconocida por la mayor parte de la comunidad internacional.
En 1974 se estableció una zona de separación entre los territorios ocupados por Israel y los territorios sirios, y allí se instalaron fuerzas de paz de la ONU.
En medio de la caída de Assad, Israel anunció un despliegue de tropas en los Altos del Golán, citando «la posible entrada de individuos armados en la zona de separación».
«No debe haber fuerzas ni actividades militares en la zona de separación», sentenció Dujarric.
Noticias relacionadas
La caída de Assad es un golpe humillante para Rusia
La ONU condena la violencia armada y la muerte de más de 180 personas en Haití
Muertes en Haití se produjeron por orden de pandillero tras una supuesta maldición a su hijo